UN DÍA EN EL PORTUS

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El puerto no era tan solo un lugar destinado al intercambio comercial sino, también, el primer lugar de encuentro de personas llegadas desde distintas partes del Imperio. Un lugar mestizo donde trabajar, relacionarse, intercambiar y también divertirse, y en el que coincidía gente de todos lados y de diferentes estratos sociales: viajeros, descargadores, comerciantes, pescadores, marineros, curiosos, patrones, esclavos… Todos ellos poblaban el lugar, formando un abanico humano que merece la pena conocer. La actividad pretende darles vida y mostrar la diversidad y el bullicio de un puerto en la antigua Roma. Y al mismo tiempo veremos que no hemos cambiado tanto y encontraremos analogías entre la vida de ayer y la actual. Descubriremos que el hilo que une el pasado y el presente no es tan grueso, no es tan lejano.

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