Una vez al año tenía lugar en Tarraco una gigantesca asamblea (concilium provinciae Hispaniae citerioris) con delegados llegados todos los municipios i colonias de la provincia. Se celebraban las fiestas de culto imperial, y para ello se elegía un flamen o gran sacerdote con mandato anual. La asamblea anual era el lugar donde conocer y ser conocido, un mecanismo de promoción que garantizaba a Roma el compromiso de los notables en el gobierno de la provincia. Disponían para ello de un recinto de ceremonias de dimensiones colosales donde se alineaban las estatuas de los flámenes y de los grandes personajes. Era el locus celeberrimus, el lugar de mayor fama, el más frecuentado.

Tarraco Viva 2023
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El jueves día 30 por la noche se entregó el XIII Premi Tàrraco a la defensa y promoción Patrimonio Mundial de la UNESCO. En esta