«Con este trabajo venimos, en cierta manera, a archivar este recuerdo gráfico del terreno excavado, al propio tiempo que lo ofrecemos al público para informar su curiosidad sobre este descubrimiento arqueológico, que tanta resonancia ha tenido hasta más allá de nuestras fronteras.»
Con estas palabras, en 1948, el arqueólogo Joan Serra i Vilaró concluía la introducción de su libro La Necrópolis de San Fructuoso. Las excavaciones se realizaron entre 1926 y 1933 en los terrenos de la futura fábrica de tabacos, uno de los espacios más significativos para la arqueología cristiana hispánica. La tarea de Serra i Vilaró revela el perfil de un arqueólogo avanzado a su tiempo, uno de los más relevantes de nuestro país, así como también el de un intelectual preocupado por la divulgación de sus investigaciones.